Para quienes hemos nacido en los años comprendidos entre finales del siglo XX, entre mediados de los años 70 y 80 el futuro que imaginábamos dista mucho de la realidad de hoy en día. Primero que nada, los datos no estaban a disposición de las grandes corporaciones para realizar la ingente cantidad de sustracción de datos para su enriquecimiento. El trasvase de lo analógico a lo digital ha sido un salto espectacular, con sus consecuencias afectándonos hasta puntos inimaginables.
La irrupción de las redes sociales ha desplazado e incluso socavado el poder de los medios de comunicación convencionales. Pasamos de las noticias contrastadas en su mayoría, así como los reportajes de investigación especializados; a consumir la inmediatez, la cual es nuestra fuente de información principal. Soñábamos con coches voladores, tubos aerotransportares , pero nunca llegamos a imaginar esta distopía en la cual estamos sumergidos.
La importancia de las nuevas tecnologías no radica en lo que podamos crear físicamente, sino más bien que vamos a hacer con la gran cantidad de datos que generamos y como lo aprovechamos. Pero no somos nosotros los ciudadanos de a pie quienes manejamos esta información tan valiosa, más bien la cedemos y regalamos por prebendas convertidas en aplicaciones, memes, stickers, etc.
La imagen que acompaña esta entrada entrada es fiel reflejo de lo antes expuesto. Ha sido generada por IA por medio de www.leonardo.ai el cual facilita un servicio «fremium» que engancha a sus usuarios para ofrecerles servicios que antes ni sospechábamos que lograríamos necesitar. Sin contar que podemos convertir dicha imagen en un vídeo, así como también otras aplicaciones que pueden ofrecer música, clonar la voz y por si fuera poco imitar a cualquier persona con avatares hiper realistas. Además de encontrarse infantilizada la cultura occidental hoy en día, debemos sumar que estas herramientas suplantan el trabajo de calidad y esfuerzo que representa la creatividad que conllevan.
Nuestras miras pasan por convertirnos en correctos «usuarios» que puedan manejar y desempeñar dichas herramientas que crecen como setas días si y otros también, las cuales quieren ser reguladas por las mismas corporaciones que nos dicen que podemos llegar a perder nuestros trabajos por dicha tecnología.
Es aquí donde tanto el software libre como el open-source juegan un papel preponderante. Con ellas, lograremos encontrar el equilibrio necesario para no depender de multinacionales que crean que por su inversión y poder mediático puedan imponernos las nuevas reglas y normas que imperarán de ahora en adelante.