Sin levantar la mirada

Mantener una simple conversación o una charla distendida, bien sea en una sobremesa o incluso dentro de una reunión programada se ha convertido en todo en un ejercicio de paciencia. No somos conscientes de lo atrapados que nos encontramos con esas nuevas «extensiones» que dominan por completo nuestras vidas: la telefonía móvil celular.

Aparatos extremadamente necesarios para muchos, nos mantienen absortos durante muchas horas de nuestra vida diaria incluso entorpeciendo el desarrollo de cotidiano de nuestras actividades. Nuestra atención se centra en aplicaciones que no nos reportan ningún beneficio sino más bien son fuente de distracción y entretenimiento. Como cual alucinógeno, nos mantiene enganchados día y noche siendo fuentes de múltiples factores de insomnio rayando en la paranoia y la adicción.

«Nomofobia» fue el termino acuñado por los ingleses para definir esta fuente de ansiedades. Proviene de la expresión inglesa:  «no-mobile-phone phobia»

Sin embargo a pesar de sus estudios reducidos a su área de influencia regional e iniciados a partir del año 2011, no son relevantes ni concluyentes.

También es cierto que que como herramienta de trabajo y comunicación nos ha dado un salto tremendo en cuanto a productividad y desarrollo, pero también es cierto que esto ha sido tomado como caldo de cultivo para hacernos más dependientes y enganchados a unas aplicaciones que con chutes de dopamina nos mantienen distraídos y con nuestra atención totalmente absorta.

Todo lo antes citado, sin mencionar el grado de explotación y expolio al que son sometidos nuestros datos cada vez que utilizamos nuestros dispositivos. No importa el sistema operativo ni la marca, somos monitorizados constantemente y con nuestro consentimiento.

Para la Dra. Cristina Roda Rivera de www.lamentemaravillosa.com la adicción aún no se reconoce como un trastorno mental reconocido de manera oficial.

En una sociedad constantemente conectada, donde nuestra necesidad de transmitir necesidades, deseos e incluso motivaciones; nos empuja a decidir que herramientas y cómo utilizarlas para transmitir lo antes expuesto. Existen alternativas reales para no caer en la trampa o juego de cautivar nuestra atención y robar nuestro tiempo. Para una sociedad digital, el desapego de dispositivos móviles resulta una locura, sin embargo es factible siempre y cuando podamos ser reeducados en su uso.